Ricardo Piglia / Blanco nocturno

12Oct10

Amante de la novela negra, Ricardo Piglia deja caer un muerto en la segunda página y lo hace fermentar otras trescientas. Como es de rigor en el género, no es Tony Durán, ni los cien mil dólares que traía consigo lo que debería interesarnos, sino “el costado oscuro de la historia familiar” de los Belladona, que se confunde con la historia toda de cierto pueblo de la pampa donde transcurre la acción. Piglia lleva el McGuffin al paroxismo, hasta el punto de no ofrecer en las primeras cien páginas casi pista alguna que nos acerque al misterio. Los lectores de Plata quemada estarán decepcionados; los de Respiración artificial, probablemente no. Blanco nocturno está llena de pequeños apuntes y reflexiones sobre la literatura, el funcionamiento del policial, la psicología de Carl Jung, cómo traducir la primera línea de cierta novela inglesa, “el gran geógrafo ruso” Kropotkin y muchos otros. Algunos son muy agudos; no todos son ajenos al desarrollo de la trama.

Pero además Piglia ha dicho que ésta es su “novela sobre el campo”, lo cual es cierto en varios niveles. Ante todo, logra persuadirnos de que conoce las noches de pueblo, las minucias de la doma, la alimentación del gaucho y otras muchas costumbres y momentos que describen o describían la vida pampeana. Hay en este sentido una voluntad enciclopédica, melancólica además, como si esos temas y saberes, anacrónicos en nuestra literatura y por lo general ajenos a la formación de los escritores actuales (cuyos padres suelen carecer de estancia), estuvieran en peligro de extinción. El campo es también un escenario cómodo para las preocupaciones habituales del autor: la circulación de los mensajes, el funcionamiento conspirativo de casi de todo agrupamiento humano, la lógica premonitoria del sueño, las tradiciones patrias fraguadas o reescritas por la cultura letrada. Los personajes centrales son locos o fracasados o una mezcla de ambos, o en su defecto poderosos; en ese caso son pragmáticos, cínicos, conspiradores, y fuera del dinero su goce mayor es llevar al desastre a los “empecinados”, cuya sólida ética colisiona repetidamente con la realidad mundana. Se da el caso de que un industrial llega a tener una millonaria planta automotriz, con miles de operarios, sin estropear su altísimo sentido de la justicia. Una tercera categoría les corresponde a las mujeres hermosas, que pueden acostarse con unos u otros sin que eso implique una inclinación moral. Los personajes que conmueven a Piglia quizás no sean tan distintos de los que en otro tiempo conmovieron a Osvaldo Soriano. Hay algo indudablemente generacional en esa fascinación estética con la derrota, que viene aquí a compensar una parábola amarga sobre la verdad y la justicia. Pero no es una crítica que pueda hacérsele a un autor que reivindicó siempre las capacidades reveladoras de lo intempestivo. Como se sabe, para decir lo nuevo a veces alcanza con no ser actual.

Guido Herzovich

Anagrama. 304 páginas.



5 Responses to “Ricardo Piglia / Blanco nocturno”

  1. 1 ericz

    ¿En qué quedamos? ¿Es horrible o no?

  2. 2 Martín

    Claro… La descripción de la novela suena a que es un embole atroz, otro engendro pretencioso y repetitivo del autor más sobrevalorado de los últimos cuarenta anios, pero el crítico se escapa con un triste convencionalismo*, para no darle el tiro del final… Hasta cuándo seguiremos dandole coba a la mediocridad de los grandes nombres formateados para el marketing de los suplementos culturales?

    * «Como se sabe, para decir lo nuevo a veces alcanza con no ser actual» Por favor!!!!!

  3. 3 Javier

    me parece bastante obvio que el remate de la nota es ironico… no? lo revela ese «a veces». igual, es cierto que es un cierre bastante cagon. aprovechemos la era de la interactividad: quien se anima a proponer el cierre que se merece «el autor más sobrevalorado de los últimos cuarenta anios»?

  4. 4 Martín

    «Alquilela en DVD».


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